Mariano Lorenzo Melgar Valdiviezo nació en Arequipa el 10 de
agosto de 1790. Sus padres fueron Juan de Dios Melgar y Andrea Valdiviezo. Por
su precocidad fue todo un prodigio intelectual. A los 3 años ya leía y escribía
, a los 8 años hablaba latín y a los 9 dominaba el inglés y francés.
A la edad de 17 años paso al seminario de San Jerónimo. Fue
un destacadísimo estudiante. Su primer amor significo también su gran desilusión
(Melissa). Se curó de ella entregándose apasionadamente al amor de María Santos
Corral (Silvia en sus producciones). Sus padres para alejarlo de ella, lo
enviaron a estudiar leyes, pero a su vez, estaba entregado a una oculta
actividad revolucionaria. Melgar envuelto en esos ideales escribió sus odas a
la libertad y Al conde de vista.
Termino sus estudios y regreso a su tierra, pero Silvia ya
no era la misma y con el corazón roto escribió quejumbrosos yaravíes, con los
que la lírica peruana iniciaba un nuevo rumbo. Al producirse la revolución de
Mateo Pumacahua, se unió a sus filas y murió en Huamachiri , el 12 de marzo de
1815.
Características de su
producción
En su poesía aparecen los rasgos que compartiría después con
los escritores románticos, europeos y americanos.
- El nacionalismo.
- El amor hacia lo autóctono.
- La libre expresión de los sentimientos.
- Auténtico romántico en su vida y obra.
Yaravíes
Los yaravíes son composiciones que expresan sentimiento de
nostalgia y amor.
En este yaraví el autor refleja el amor que tiene hacia Silvia,
a quien extraña mucho y necesita de su presencia para poder vivir, pero a la
vez le preocupar que se enamore de otro hombre y este le haga daño.
Vuelve que ya no puedo
Vuelve, que ya no puedo
Vivir sin tus cariños,
Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu dulce nido
Mira que hay cazadores
Que con intento inícuo
Te pondrán en sus redes
Mortales atractivos;
Y cuando te hagan presa
Te darán cruel martirio:
No sea que te cacen,
Huye tanto peligro.
Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu dulce nido
Ninguno ha de quererte
Como yo te he querido,
Te engañas si pretendes
Hallar amor más fino.
Habrá otros nidos de oro,
Pero no como el mío,
Por quien vertió tu pecho
Sus primeros gemidos.
Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu nido.
Bien sabes que yo, siempre
En tu amor embebido,
Jamás toqué tus plumas,
Ni ajé tu albor divino;
Si otro puede tocarlas
Y disipar su brillo,
Salva tu mejor prenda
Ven al seguro asilo.
Vuelve palomita,
Vuelve a tu nido.
¿Por qué, dime, te alejas?
¿Por qué con odio impío
Dejas un dueño amante
Por buscar precipios?
¿Así abandonar quieres
Tu asiento tan antiguo?
¿Con que así ha de quedarse
Mi corazón vacío?
Vuelve palomita,
Vuelve a tu dulce nido.
No pienses que haya entrado
Aquí otro pajarillo:
No palomita mía,
Nadie toca este sitio.
Tuyo es mi pecho entero,
Tuyo es este albedrío;
Y por ti solo clamo
Con amantes suspiros.
Vuelve palomita,
Vuelve a tu dulce nido.
Yo sólo reconozco
Tus bellos coloridos,
Yo sólo sabré darles
Su aprecio merecido,
Yo sólo así merezco
Gozar de tu cariño;
Y tú sólo en mí puedes
Gozar días tranquilos.
Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu dulce nido.
No seas, pues, tirana;
Haz ya paces conmigo:
Ya no de llorar cansado
Me tiene tu capricho.
No vuelvas más, no sigas
Tus desviados giros;
Tus alitas doradas
Revuelvan, que ya expiro.
Vuelve, que ya no puedo
Vivir sin tus cariños,
Vuelve mi palomita,
Vuelve a tu dulce nido
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